Este texto es sin duda el que más trabajo me ha costado escribir, son una serie de palabras que no me atrevía a plasmar por la simple razón de que no me hago a la idea de que tenga que hablar de ti en pasado, o haciendo referencia al hecho de que ya no estás.

Pero lo hago justo hoy en el día del maestro, en tu día, en una celebración que es totalmente merecida y ad hoc a tu máxima pasión: enseñar.

Y justo escribo esta «carta», para que las personas que hacen el favor de leerme y que no te conocieron, sepan un poco de quien fue el que me impulsó a dedicarme a la comunicación deportiva. Papá no tenía nada que ver con los medios, nunca estuvo cerca de formar parte de ellos. Antropólogo e historiador, maestro de profesión, siempre fue un apasionado de los deportes, en su juventud  fue jugador de un equipo llamado «la caguama mecánica» en su barrio de Tequexquinahuac en Tlalnepantla,  sus amigos lo describen como un jugador muy completo y siempre luchador en el terreno de juego, nada fuera de lo normal si tomamos en cuenta que siempre defendió las causas de muchas personas.

Desde niños siempre nos llevó a mis hermanos (incluyendo a mi primo Gerardo) y a mi al Estadio Azteca a ver a su amado Necaxa, prácticamente cada 15 días nos llevaba a la cancha para formar parte de los cientos (pocas veces miles) de aficionados que veían la formación y posterior consagración del equipo de rayos multi campeón de la década de los 90, por supuesto la intención era que adoptáramos los colores de los que se enamoró desde niño y de los que se sintió orgulloso hasta el día que se fue de este plano…sobra decir que no logró su cometido, en casa nos decidimos por diferentes camisetas formando una variedad muy marcada, pero que siempre nos llevó a una buena platica con polémica en alguna sobre mesa.

Recuerdo las platicas sobre «Pelé», quien para él fue el máximo exponente de este deporte, siempre recalcaba lo que hacía en la cancha, nos describía los torneos que jugaba en México el Santos del astro brasileño y lo mantuvo en el máximo escalafón de los jugadores de este deporte permanentemente.

Pero si el fútbol que a pesar de la corrupción que lo rodea y que desde su trinchera siempre señaló, le apasionaba tanto, la forma en que disfrutaba del futbol americano era inigualable, recalcitrante portador de los colores de Green Bay, hasta sus últimas charlas conmigo, hacía referencia a la situación de Aaron Rodgers al mando de los «cabeza de queso» y solo se resignaba al hecho de saber que su equipo difícilmente volverá a levantar el Vince Lombardi en un futuro próximo. Nota aparte, cuando yo era niño me compró un uniforme y casco de «Rod Martin», jugador de los Raiders.

Dada su formación académica, relacionar los eventos deportivos y sus protagonistas con episodios sociales siempre fue algo inevitable, nunca lo supo pero mi sueño era poder escribir un libro junto a él con una temática parecida.

Lo recuerdo como el más grande de mis críticos, siempre me señaló cuando perdía la objetividad y me impulso a mantener la cordura con mis críticas y señalamientos; así como cuando narraba con poca intensidad o no al ritmo acostumbrado. Por supuesto siempre estuvo presente en mis transmisiones y leer un comentario suyo en radio o TV, era una inyección de emociones para mi que estaba en el estadio o en cabina.

Desde su partida no he vuelto a narrar un partido, realmente no sé como será al saber que no me escucha al otro lado.

Ahora demos paso a la cancha, esa en la que siempre nos quiso tener a mi hermano Ale y a Gera mi primo, primero con el equipo Holanda del Profe Marín en la liga de Tequex, que por supuesto no jugaba ni parecido a aquella «caguama mecánica» de la que ya les platiqué. Después con ayuda de mi tía Mary, nos fuimos a la escuela del Necaxa, pasando por la de Pumas en la ENEP Iztacala, para regresar al equipo juvenil de rayos, donde la capacidad de un servidor no auguraba que tuviera una oportunidad para siquiera acercarme al primer equipo (no hablaré de mi hermano y de mi primo por respeto a ellos). Aún en nuestra memoria resuenan sus gritos en la banda, que nos alentaba a no dejar de correr, nunca hubo algo más, solo nos pedía que no dejáramos de luchar en el campo, la única parte rara y graciosa es que a mi primo también le tocaba regaño por no correr, cuando este era portero.

Todos en casa pasamos por una cancha de fútbol, por las albercas del club, en las clases de tenis y en alguna actividad que nos tuviera activos a Ale, Isa (mi hermana) y a mi. Solo D-os sabe que esfuerzos hacía él junto a mi madre para que pudiéramos tener esos lujos y que de esa forma redujéramos en nuestra mente la idea de alguna travesura.

Repasar todos los recuerdos que tengo de papá relacionados al deporte sería interminable e insuficiente en un espacio como este, hay muchos: goles gritados en las tribunas, finales del fútbol mexicano, conocer estadios juntos, y varias cosas más, aunque si tuviera que elegir una, sería el hecho de que pude jugar junto a él y sus amigos de «la mafia» en aquella escuadra del Atlético Hidalgo… fue un honor para mi.

Hoy es Día del Maestro y creo que es la fecha perfecta para hacer este pequeño homenaje al mejor que conocí.

Solo me queda darte las gracias papá, por inculcarme esa pasión por el deporte, misma que después descubrí podía llevar a un plano profesional desde los medios de comunicación, tal vez sin darnos cuenta ambos, todo lo que hiciste por nosotros para que fuéramos unos niños activos, terminó influyendo para que hoy día desde un micrófono, tras un teclado o con una pluma, yo pueda desempeñarme como profesional de los medios.

Sobra decir lo mucho que te extraño, y lo mucho que siempre te admiré y que te admiró.

A veces no nos damos cuenta del tamaño de las personas hasta que no están, y aunque con dolor, también con orgullo recuerdo el día de tu funeral y la gran cantidad de gente que fue a despedirte y que lloraron por ti junto a nosotros.

Eso lo logran pocos, y solo es fruto del gran ser humano que fuiste: el hombre que dio hasta más no poder, el hombre que dejaba de lado sus necesidades por ayudar a otros, el hombre que luchó por su gente, el hombre que luchó por gente que no conocía pero que sufría injusticias, el hombre que luchó siempre por su familia, por sus hijos, por sus nietos, por sus amigos, por quien lo necesitara, así como defendió la camiseta del equipo de su barrio.

Papá es sin duda mi gran héroe, mi gran maestro y no queda más que presumirlo con ustedes, por que no sé si era el mejor papá del mundo, pero si fue el mejor papá que nos pudo tocar a mis hermosos hermanos que tanto amo y a mi.

Leer como muchos de tus alumnos te agradecen lo que hiciste por ellos en el aula y por sus vidas, es el mejor ejemplo de que este día esta hecho para docentes como tú, por que fuiste y eres maestro de vida, y por mucho el mejor que tuvieron muchas personas, incluyéndome.

Seguro este texto no le hace honor a lo que le representas a este mundo, nuestro mundo, pero quise aprovechar para que la gente conociera un poco de ti, y para que los que vivieron junto a mi todo esto, lo revivan y sonrían a pesar del dolor.

Te extraño y te amo todos los días,  y sé que en algún momento nos volveremos a ver, de eso no tengo duda…

#ElijoCreer